Capítulo Final – Cinco

30 diciembre 2009

– ¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo has llegado hasta aquí? – le espetó Sephiroth escupiendo las palabras.

Cloud observó a su enemigo con detenimiento. Era tal y como lo recordaba. Llevaba unas altas botas negras y un pantalón de cuero negro, con el torso al descubierto. Su larga melena blanca ondeaba ingrávida en mitad de la oscuridad. De fondo, las estrellas.

– No lo sé – repuso Cloud poniéndose en guardia -. Simplemente me desvanecí y… aquí estoy. Creo que estoy muerto.

– ¡Mientes! – gritó Sephiroth mientras miraba hacia otro lado, concentrado – Sigues vivo, puedo sentirte. Tu corazón está latiendo. ¿Cómo puedes estar aquí y allí al mismo tiempo?

– ¿Acaso importa? – le dijo Cloud con una media sonrisa – Ahora estoy aquí, en tu madriguera, y he venido a destruirte.

– No puedes destruirme. Soy invencible. Lo sabes.

– ¿Sabes, Sephiroth? No es la primera vez que oigo esas palabras. Y tampoco es la primera vez que acabo contigo.

– No me destruiste entonces, ni lo harás ahora.

– El movimiento se demuestra andando.

Cloud se lanzó al ataque. Alzó su espadón con ambas manos y lo bajó con todas sus fuerzas, pero Masamune se interpuso en su camino sujetada por un solo brazo de Sephiroth. Se miraron fijamente a los ojos. Cloud estaba usando toda la fuerza de sus brazos, pero a Sephiroth le bastaba un giro de muñeca para hacerle retroceder. Sintió terror, y Sephiroth pudo percibirlo. Contraatacó a gran velocidad descargando fuertes golpes con Masamune, acompasados con un baile terriblemente perfecto. Sephiroth se contoneaba y giraba sobre sí mismo al son de sus ataques, que Cloud bloqueaba como podía, en algunos casos más por instinto que por técnica de lucha. Una vez hubo estudiado lo suficiente la técnica de Sephiroth se arriesgó a lanzar una estocada directa al vientre, aunque ni siquiera él tenía la convicción necesaria para acertar. Como había previsto, Sephiroth desapareció literalmente para aparecer dos metros más atrás, de nuevo con Masamune en alto. Cloud tomó aliento.

– Eres un buen luchador, pero te falta genialidad. No haces más que aplicar las técnicas aprendidas en la academia de Shin Ra, una detrás de otra. Las mismas técnicas que usaba Angeal, de las que aprendió Zack y que luego te enseñó a ti. Eres tan predecible… ¡es patético! – la lengua bífida de Sephiroth era casi más mortal que su espada.

– Hace mucho tiempo que salí de Shin Ra, ¿sabes? En el último año he aprendido mucho. Especialmente desde mi última estancia en la Corriente Vital – repuso Cloud entrando en el peligroso juego de su adversario.

– ¿Estancia en la Corriente Vital? Mientes. Los vivos no pueden formar parte de ella. Y menos un simple humano como tú.

– Quizás un simple humano no, pero yo no soy humano. Las células de Jénova corren por mis venas, igual que por las tuyas.

– ¡No oses compararte conmigo! Yo soy el descendiente de Jénova, no un simple engendro fallido más de Hojo como tú.

Sephiroth tomó la iniciativa esta vez. Alzó una mano y Cloud se halló en mitad de una lluvia de meteoritos que esquivó con destreza. Intentaba no perder de vista a su adversario, pero éste aparecía y desaparecía tras los meteoritos a gran velocidad. Lo sintió cerca y protegió su espalda con su espadón, lo que detuvo a Masamune una vez más. Cuando se dio media vuelta Sephiroth ya había desaparecido de nuevo. Pero la lluvia de meteoritos era incesante y peligrosa. Pudo ver a Sephiroth levitando en las alturas, dirigiendo cada uno de los meteoritos hacia Cloud. Sin pensarlo, el ex-shinra saltó sobre uno de los meteoritos antes de que impactase contra el suelo. Una vez sobre el meteorito, oteó rápidamente la maraña de piedras y escogió su próximo destino. Saltó de nuevo hacia otro meteorito. Y a otro. Y a otro. Poco a poco fue abriéndose paso hacia Sephiroth. Estaba ya próximo cuando la lluvia cesó y en su lugar Sephiroth arrojó un torrente de fuego directo hacia Cloud. Pero el ex-shinra fue rápido e invocó un espejo mágico que hizo rebotar el ataque se Sephiroth directo hacia él.

Cloud aterrizó con las piernas y un brazo. Cuando se incorporó Sephiroth ya estaba de nuevo esperándole.

– ¡Lamentable! – gritó Sephiroth – Eres peor de lo que pensaba. No me extraña que no te reclutasen ni en SOLDADO.

– ¡Cállate! – Cloud notó como una pequeña espina se clavaba en su estómago.

– Todavía recuerdo cómo te emocionabas cuando tu amiguito Zack te dejaba probar su Materia. Siento vergüenza ajena cuando te miro – Sephiroth saboreaba cada una de sus afiladas palabras mientras se clavaban en el corazón de Cloud.

– Y aun así te vencí, y aquí estás, atrapado en la Corriente Vital.

– ¿Atrapado? – Sephiroth rió – Gracias a madre he logrado invocar a Meteorito y reunir a todos los clones para participar en la Unión. Cuando toda la Corriente Vital se concentre en la herida podré resurgir y reemprender el viaje junto a ella.

– Tu plan tiene un pequeño fallo – Cloud se sintió realmente cómodo al haber llevado la conversación a su terreno -. Tu madre ya está muerta. Avalancha ha acabado con ella.

– ¡Eso es mentira! – por primera vez Cloud pudo ver el nerviosismo reflejado en los ojos de Sephiroth, que de pronto movía la cabeza en todas direcciones, intentando sentir la presencia de Jénova -. No eres más que un embustero.

– ¿Ah, sí? – repuso Cloud jugándoselo todo a una carta. Aunque no lo sabía a ciencia cierta, tenía confianza en sus amigos – Dime, Sephiroth, ¿puedes sentirla?

– La Corriente Vital está demasiado agitada – se excusó Sephiroth.

– ¡Buena excusa! – esta vez fue Cloud quien rió a carcajadas – Jénova ya es polvo estelar.

– ¡OOOAAAH!

Sephiroth lanzó un ataque furioso contra Cloud. Los cortes de Masamune se sucedían tan rápido que el mismo roce con el viento producía una luz violeta. Pero Cloud no se amedrentó. Manejó su espadón con ambas manos y apartó a Masamune una vez tras otra, ganándole terreno a Sephiroth, que cada vez atacaba de forma más desordenada y bajaba la guardia lentamente. Cuando Cloud creyó tenerlo a tiro lanzó un corte horizontal directo al pecho, pero Sephiroth detuvo su espadón con la mano izquierda. Cloud quedó atónito, y Sephiroth aprovechó para lanzar un ataque mágico que envió a Cloud varios metros más atrás, perdiendo el espadón.

– Eres demasiado confiado – le dijo Cloud poniéndose en pie, respirando con dificultad.

Sephiroth miró su mano izquierda, que estaba supurando makko. La esencia de Sephiroth se había resquebrajado. Sentía cómo su energía vital se escapaba a través de aquella herida.

– ¿Eso crees? – repuso en un tono inexpresivo, aparentando permanecer en calma – Es curioso que me lo digas tú – dicho esto hizo un movimiento de muñeca y el espadón voló lentamente hacia las manos de Cloud -. Toma, se te ha caído.

– ¿Qué te resulta tan curioso? – le preguntó Cloud tomando de nuevo su espadón.

– Que la misma persona que dejó morir la última esperanza del Planeta intente darme lecciones – Sephiroth clavó sus ojos en los de Cloud, intentando leer sus reacciones.

– No la dejé morir, tú la mataste.

– ¿En serio? ¡Ja, ja, ja! Estabas allí. Tú y toda esa gentuza con la que te has juntado. Y ninguno hicisteis nada por evitarlo. Ni una maldita cosa – el hijo de Jénova había encontrado el punto débil en la mente de Cloud, y pensaba explotarlo -. Todavía recuerdo su roja sangre goteando en el suelo.

– ¡Cállate! – Cloud notó de repente un gran calor en su interior, un fuego que estaba quemándole desde el pecho hacia fuera.

– Sí, recuerdo cómo Masamune penetró limpiamente su tierna carne de Cetra. Incluso recuerdo cómo sonó su último suspiro, cuando supo que iba a morir. Y tú allí, mirando y llorando como un maldito crío. ¿No te das vergüenza? ¿Cómo puedes mirarte al espejo cuando te levantas cada mañana?

– Basta.

Cloud se sintió arder completamente, como si estuviera en llamas. Su cuerpo brillaba con una luz rojiza y sus ojos estaban en blanco. El espadón de energía refulgía más que nunca. Sephiroth se puso en guardia y esperó el ataque de Cloud, que llegó como una exhalación.

De la punta del espadón brotaba una luz multicolor que dibujaba una estela a su paso, confundiendo a su adversario. Pero Sephiroth conocía la técnica. Detuvo el espadón con Masamune y arrimó su cara a la de Cloud.

– ¿En serio esperas derrotarme con el octalátigo de Zack?

– Este es de cosecha propia, y se llama omnilátigo.

Cloud apartó con furia el cuerpo de Sephiroth y lanzó una oleada de ataques con su espadón tan rápidamente que incluso pareció desaparecer por momentos. Los ojos de Sephiroth eran rápidos, pero sus brazos empezaron resentirse de detener tal avalancha de cortes sin poder contraatacar. La intensidad del ataque fue a más. Sephiroth estaba rodeado totalmente por una neblina multicolor que el espadón de Cloud había dibujado. Los golpes eran cada vez más fuertes y más rápidos. Intentó retroceder pero entonces el espadón de Cloud le detuvo. Intentó contraatacar, pero el espadón de Cloud se interpuso en su camino. Tras varios segundos que parecieron eternos Sephiroth bloqueó con Masamune a Cloud, pero no duró demasiado. Masamune se quebró y Cloud hirió de muerte en el pecho a Sephiroth.

Dio varios pasos atrás. Aquello no era posible, no estaba sucediendo. Su energía vital se escapaba a través del corte que Cloud acababa de provocarle. Se sentía desvanecer. Cayó de rodillas con los brazos extendidos hacia el ex-shinra, implorando una explicación.

Cloud avanzó lentamente hacia él. Sus ojos ya no estaban en blanco y el fuego se había ido. «Soy… inmortal…», fueron las últimas palabras de Sephiroth antes de que su esencia se desintegrase. Y de pronto, la calma. Había desaparecido. Cloud notó un gran alivio interior; como si una gran carga que soportaba desde hacía ya demasiados años se hubiera evaporado, sin más. Sephiroth se había desvanecido, y con él, su maldad.

– Maldita sea, Tifa. ¡Esto se viene abajo! – gritó Barret en vista de los desprendimientos. El cráter al completo estaba desmoronándose.

– Lo siento Barret, yo me quedo – repuso Tifa, que estaba sentada de rodillas al borde del makko, esperando que en cualquier momento Cloud regresara.

– Tifa, yo también quiero que Cloud se salve, pero es demasiado tarde. ¡Mira esto! La cueva se viene abajo, si te quedas morirás. Ya no puedes hacer nada más por él, ¡ni una maldita cosa!

– En ese caso moriré esperándole.

– ¿¡Pero qué demonios estás diciendo!?

– Mi único motivo para salvar el Planeta era poder compartirlo con él. Si Cloud no vuelve no merece la pena que yo siga viva – Tifa se puso en pie y abrazó a Barret -. Pero tú tienes una hija de la que cuidar. Ve con ellos. Idos, y cuida de Marlene.

– Tifa… – le dijo Barret con los ojos inundados en lágrimas.

– ¡Vamos! ¡Ve! – repuso la muchacha empujándole y tapándose el rostro com ambas manos para evitar el contacto visual.

El hombretón se reunió con el resto del grupo y echaron a correr para deshacer el camino. Corrieron tanto como les permitieron las piernas, pero la agitación de la tierra había espantado a las bestias de las profundidades y ahora se interponían en su camino, nerviosas y rabiosas.

– Ah, ¡mierda! – farfulló Cid – No tenemos tiempo para esto.

– Creo que no tenemos alternativa – le dijo Vincent mientras se ponía en guardia.

Pero un resplandor verde brotó alrededor de Yuffie. Un resplandor espontáneo del que ella misma estaba sorprendida. Tras ellos pudieron escuchar el relincho de un caballo y el sonido del trote. De entre la neblina surgió un demonio oscuro ataviado con una armadura negra montando un enorme caballo de seis patas y brillantes ojos. Llevaba una gran espada segadora de almas que emitía una tenue luz azul celeste. De su cabeza brotaban dos grandes y afilados cuernos negros.

– ¿Quién es este tío? – preguntó Barret bastante asustado ante la imponente presencia del caballero oscuro.

– Es Odín – repuso Vincent con una sonrisa triunfal -. La Materia que hallasteis en la mansión Shin Ra, en Nibelheim. No acude cuando se le llama, sino cuando se le necesita. No podíamos haber tenido más suerte.

Odín galopó hacia las bestias. Alzó su hoja fantasmal y partió a un enorme lagarto en dos. Dos murciélagos gigantes intentaron morderle, pero el frío acero de su armadura frustró la ofensiva de las bestias. Sin dificultades, Odín abatió a ambos adversarios. Se encaró hacia las demás bestias y emitió un rugido que hizo que a Yuffie se le pusieran los pelos de punta. Las bestias debieron sentir lo mismo, pues corrieron en todas direcciones. Odín les hizo una seña para que le siguieran, y eso hicieron.

Cloud se encontraba atrapado. Llevaba un rato intentando encontrar el camino de vuelta, pero allí no había nada. La inmensidad oscura y las estrellas. Estaba atrapado. Cuando lo comprendió se tiró al suelo de rodillas.

(Levántate)

Aquella voz le era familiar. ¿Había sido un producto de su imaginación?

(Vamos, Cloud. Tifa te necesita.)

No. Lo había escuchado alto y claro en su cabeza. Era la voz de Aerith.

– ¿Qué hago? ¿Adónde voy? Aerith, estoy perdido. No encuentro la salida.

(No se trata de ver para creer, sino de creer para ver. Cree, y la verás.)

Cloud estaba acostumbrado al lenguaje críptico de Aerith, pero en aquel momento no le convenía en absoluto. Intentó concentrarse y visualizar la salida. En mitad de la oscuridad vio una luz. Sin abrir los ojos, se dirigió hacia la luz a grandes zancadas. Estaba cerca. Y allí estaba. Vio el brazo de Aerith brotar de la luz con la mano extendida, ofreciendo su ayuda. Sin dudarlo, Cloud tomó el brazo de la Anciana y sintió como tiró de él con gran fuerza. De nuevo aquella sensación. Un túnel infinito y la garra tirando de su ombligo. El suave contacto de la piel de Aerith se había marchado, y ahora solo sentía frío. Vio su cuerpo a lo lejos. Se dirigió directo hacia él a tal velocidad que su instinto le hizo protegerse con los brazos. Pero no chocó. De repente notó el entumecimiento de sus manos y de sus pies, y se sintió asfixiado. Tomó una gran bocanada de aire como si acabase de nacer. Su visión no se había recuperado todavía del trance, lo que le hacía ver borroso. Aun así, pudo distinguir de nuevo un brazo que se extendía en su ayuda. Lo tomó casi por instinto. Tiraron de él y se notó aterrizar en la fría roca. Su vista empezó a mejorar y pronto pudo distinguir lo que tenía enfrente. Era el hermoso rostro de Tifa.

– Tifa…

Se abrazaron con gran sentimiento. Se separó bruscamente y agarró la cabeza de Cloud con ambas manos.

– ¿Está muerto? – inquirió.

– Para siempre – aseveró Cloud. Aprovechó para comprobar el estado de su herida del vientre. Pero no había herida. Su traje conservaba el agujero, pero su piel estaba intacta.

– Debemos irnos – le apremió Tifa.

En ese instante Cloud se percató de lo que estaba ocurriendo. El poder de Sephiroth había mantenido su escondite en pie, pero con él muerto el cráter se desmoronaba por momentos. Debían escapar.

Fin del camino. Barret y los demás habían llegado a un callejón sin salida. Al final del túnel solo había un colosal agujero que se tragaba todo cuanto caía en él. Podían sentir el aire menos viciado; la salida estaba cerca. Y lejos. No podrían llegar nunca, pues las paredes de aquel boquete se deshacían a cada instante.

Quizás fue suerte, o quizás un ente benigno estaba a su favor. Vientofuerte fue engullido por el cráter y aterrizó con violencia cerca del abismo en el que se encontraban. Cid corrió hacia la nave.

– ¿Adónde vas? – le preguntó Red – ¿No ves que la nave está inservible?

– ¿Inservible? – gruño Cid – Amigo, el capitán todavía guarda un as en la manga. Vamos todos, adentro. Antes de que este maldito agujero se la trague.

Corrieron hacia la nave. Aunque la entrada estaba bloqueada, treparon por la cubierta inferior y se introdujeron en el interior por la trampilla. Una vez en el puente de mando Cid les ordenó abrocharse los cinturones. Se oyó un crujido metálico desgarrador.

– Vamos, vamos. Me cago en la leche. ¡Me cago en la leche! – Cid se encendió el último cigarrillo del paquete -. Vale, veamos, ¿estamos todos listos? ¡Vamos allá!

El capitán tiró de una palanca que había debajo del timón. Se encendieron las luces de emergencia. Entonces las piezas de Vientofuerte empezaron a desprenderse una a una, quedando la cabina, el esqueleto interior de la nave y la cubierta inferior. Del esqueleto surgieron dos alas aerodinámicas que habían estado plegadas todo el tiempo. En las puntas de estas alas había dos propulsores de makko de gran potencia. El volumen de la nave había disminuido de forma considerable. Cid había puesto toda la carne en el asador. Encendió los motores, pero no pasó nada. Volvió a tirar de la palanca. Nada. Todos se miraron con cara de terror.

Cloud tomó a Tifa en sus brazos para evitar que se rezagase. La tierra se desprendía por doquier. Las estalactitas caían con gran estruendo y enormes brechas se abrían bajo sus pies. De pronto el techo se desmoronó y Cloud debió usar su poder mágico para retener aquella mole de tierra sobre sus cabezas hasta que hubieran llegado al final del túnel. Una vez alcanzaron el final pudieron ver a Vientofuerte hundiéndose en la oscuridad.

Un nuevo temblor sacudió la tierra, y un torrente de makko que arrastraba todo cuando encontraba a su paso brotó del gran agujero por el que Vientofuerte se precipitaba. La aeronave fue propulsada por el makko hacia arriba y Cloud, con Tifa abrazada a su cuerpo, saltó al vacío y se agarró con una mano a la barandilla de la cubierta inferior de Vientofuerte justo cuando éste pasó por delante. Cerraron los ojos y se abrazaron con fuerza. Estaban totalmente envueltos en el mayor torrente de energía que jamás hubieran visto.

Con gran estruendo Vientofuerte salió despedido hacia el cielo junto con una lluvia rocosa. El cráter se había convertido en un gran volcán de makko. Con los motores apagados, Vientofuerte describió una parábola que les acercaba inexorablemente a su muerte. Cid golpeó varias veces el cuadro de mando y maldijo a los ingenieros de Shin Ra. Tiró una vez más de la palanca. ¡¡¡Brummm!!! Los motores exteriores rugieron a toda potencia y Vientofuerte remontó el vuelo.

Cloud, todavía agarrado a la barandilla, ayudó a subir a Tifa a la cubierta antes de trepar él mismo. Ambos quedaron hipnotizados un instante por el espectáculo de la Corriente Vital. Cuando asimilaron su huida corrieron al puente de mando a reunirse con sus amigos. Barret corrió como loco a abrazar a su mejor amiga mientras Red y Vincent fueron a saludar a Cloud. Yuffie, con la emoción se había abrazado al capitán. Tras un pequeño interrogatorio, Cloud les puso al día de las novedades. Las buenas noticias inyectaron esperanza a todos que gritaron de júbilo al saber de la muerte de Sephiroth. Pero la alegría no duró demasiado. Cid llamó la atención del grupo. Había algo en el horizonte que debían ver.

Meteorito seguía allí, y estaba tan solo a unos cientos de metros de la superficie terrestre. Vientofuerte, con sus nuevos motores a propulsión, sobrevoló el océano raudo como el viento y en tan solo un poco más de media hora se encontraron sobrevolando los alrededores de Midgar. Meteorito estaba allí, justo encima de los restos del cuartel general, sembrando la destrucción. De la superficie del asteroide brotaban decenas de tornados de fuego que barrían todo a su paso. La ciudad de Midgar se desintegraba lentamente. Los gritos de los millones de habitantes de la macrociudad podían oírse a gran distancia. Era realmente terrorífico. Midgar se había convertido en el mismísimo infierno, y lo mismo le ocurriría al Planeta en breve cuando Meteorito impactase contra la superficie si no ocurría un milagro. Pero el milagro ocurrió.

Sagrado, la Materia luminosa que Aerith invocase antes de su muerte, había surtido efecto. Un grandioso haz de luz sagrada cegadora llegó desde el horizonte hasta Midgar, interponiéndose entre Meteorito y el Planeta. Se oyó un gran estruendo y el Planeta al completó tembló. La lucha estelar que se estaba produciendo superaba a todos y cada uno de los miembros que se encontraban en Vientofuerte. El poder mágico de Sephiroth contra el de Aerith, Meteorito contra el Planeta, el mal contra el bien. Observaron sin pestañear aquella lucha épica de poderes mágicos más allá de lo imaginable. Sagrado repelía a Meteorito como una barrera luminosa, pero no era suficiente para destruirlo. Meteorito no cedía ni un solo milímetro, y el poder de Sagrado parecía empezar a agotarse. La luz se fue haciendo más tenue y el fuego de Meteorito más vigoroso. Finalmente Meteorito absorbió a Sagrado y no quedó más que la oscuridad salpicada por el rojo fuego del mal. Estaban perdidos.

– ¿Qué… qué está pasando? – preguntó Barret, sin querer escuchar la respuesta.

– Era demasiado tarde para Sagrado – explicó Red, quien comprendió la situación.

– Pero, ¿qué le va a pasar a Midgar? ¿Qué le va a pasar a la gente de los suburbios? – sollozó Barret con gran amargura en la voz.

– Olvídate de Midgar – repuso Red con la vista fija en Meteorito -. Debemos preocuparnos por el Planeta.

Cloud golpeó la pared con rabia e impotencia. Agachó la cabeza y maldijo a Sephiroth. No podía creer que todo lo que habían hecho no hubiera servido para nada. No podía ser cierto que la muerte de Aerith y las calamidades por las que habían debido pasar las personas a las que apreciaba hubieran sido en vano. No podía ser. Era injusto.

– ¿Qué es eso? – preguntó Tifa tímidamente señalando un haz de luz verde que se aproximaba en el horizonte.

Todos observaron aquel haz luminoso que se dirigía directamente hacia Vientofuerte.

– Es… la Corriente Vital – dijo Vincent.

El haz de makko atravesó la cabina de Vientofuerte y, por un pequeño instante, pudieron sentir una fragancia floral que les reconfortó el corazón. Durante un escaso segundo, notaron el calor de una mano invisible que les acarició la cara, y se sintieron tranquilos. Cerraron os ojos y pudieron ver claramente la sonrisa de Aerith, que les animaba a no perder la esperanza. Pero el instante pasó, y el makko siguió su curso hacia Meteorito. Todos se miraron intentando explicarse qué había ocurrido, pero dejaron las preguntas para más tarde y centraron su atención en Midgar.

La Corriente Vital se precipitó contra Meteorito, pero era totalmente insignificante. Apenas un cabello fosforito contra una gran mole de fuego. Pero no estaba solo. De toda la superficie del Planeta brotaron millones y millones de filamentos de energía vital. En apenas unos instantes, toda la superficie del Planeta se volvió un enorme mar brillante. La Corriente Vital había salido al rescate del Planeta, y todo el makko del mundo se concentraba en un solo sitio. Era el mayor y más bello espectáculo que ningún ser vivo hubiera presenciado en la historia del mundo. El Planeta al completo luchaba contra el mal de Sephiroth. Vivos y muertos, animales y plantas, rocas y ríos. Todos se unieron en un último esfuerzo por proteger la vida del Planeta.

Y Meteorito estalló. De repente la enorme roca de fuego se resquebrajó y el makko penetró en su interior, desintegrándolo por completo. Hubo un gran destello que cegó por completo a los espectadores. Tras la luz llegó la onda expansiva, que hizo zozobrar Vientofuerte con violencia. Cayeron al suelo y se taparon las orejas. El estruendo que anunciaba la victoria del Planeta sonó como una melodía triunfal. Lloraron y se abrazaron, y bailaron, y se sintieron más vivos que nunca.

Habían salvado el Planeta.

FIN

Espadon

10 respuestas to “Capítulo Final – Cinco”

  1. tuseeketh said

    Feliz cumpleaños, Oliver :)

  2. Oliver said

    te quiero tuseeketh, es genial

  3. tuseeketh said

    Oliver,

    me alegro mucho de haberte hecho pasar un buen rato el día de tu cumpleaños.

    ¡Saludos!

  4. Wutai said

    Un final simplemente magnifico.

  5. tuseeketh said

    Wutai,

    muchas gracias :)

  6. Kuraudo said

    Cloud nunca se rinde… Tifa jamás lo deja… Barret sabe que hacer… Nanaki sabe que decir… Yuffie es la Emperatriz-ninja más suertuda del planeta… Cid confiando en su nave siempre (lo sabía =) y Vincent, es Vincent jajajaja

    Es lo yo que sé de los personajes en pocas palabras, pero TÚ te convertiste en ellos para escribir esta GRAN novela. Y te agradezco por ello.

    Una vez más superaste, a mi parecer, la trama original. Este final hubiera sido más espectacular en el juego definitivamente. Y bueno… como es mi costumbre, que espero que no la hayas tomado como «mala», hago mi pequeño aporte de «editor» jajajaja

    dos pequeños errores de «typing»

    … el ex-shinra fue rápido e invocó un espejo mágico que hizo rebotar el ataque DE Sephiroth directo hacia él.

    – ¡Vamos! ¡Ve! – repuso la muchacha empujándole y tapándose el rostro CON ambas manos para evitar el contacto visual.

    PD: espero me avises por mail cuando esté lista la primera revisión de la novela… y la segunda… y la versión final xD . Sea cual sea el caso seguiré «pasando por aquí».

    PD2: Ahora entiendo mejor esto…
    «Those who loved this world and knew friendly company therein»

    GRACIAS

    ^_^

  7. Zipo said

    Hola tuseeketh,
    Ya me he terminado la novela (creo que en tiempo record xD), y como te dije te voy a dar mi opinión:
    La novela desde mi punto de vista personal, esta genial, los personajes realmente parecen personas humanas que es algo, que ya te he comentado en algún capitulo, y hace que la historia gane de una forma increíble, aparte de que aquí la historia, está escrita en un castellano legible, no como el del juego, que hacía que diversas partes no me quedaran claras, y ahora gracias a tu novela he sido capaz de entenderles. No soy un experto en literatura precisamente, es un tema que siempre me a aburrido como estudiante, aunque sí que me gusta leer novelas de una forma regular, por lo que respecto a la forma de escritura no puedo decir más que a mí, me ha parecido, rápida, directa y concisa, que es algo que siempre agradezco, porque las descripciones interminables las aborrezco. Y por último, solamente me queda decir que las partes que has adaptado o inventado, también me han gustado mucho, me perecía que le daban mas ‘chicha’ al asunto.
    La única pega es que se me a echo muy cortita ;).
    Cuando acabes la de FFX me la leeré también, soy incapaz de ir capitulo a capitulo xD
    Saludos
    PD: ¡Aqui tienes otro fan que quiere una copia encuadernada!
    PD2: E leído en algún comentario que este no es el final original (no lo sé, ya que tengo una maldición con el cd3 y nunca he conseguido acabarme el juego) si es así… ¿me podrías decir brevemente en que se diferencia? ¡Gracias!

  8. tuseeketh said

    Zipo,

    muchas gracias, me alegro de que te haya gustado tanto. La verdad es que sí que te la has leído bastante rápido, lo cual me deja bastante satisfecho. Como dices, mi estilo es muy directo, sin demasiadas florituras. Debe ser porque soy un hombre de ciencias.

    Lo que apuntas de mis aportes de cosecha propia me lo han comentado ya unos cuantos lectores, y es muy gratificante saber que lo que yo he inventado os ha gustado a la mayoría. Es un papel difícil, porque cuando escribes sobre una historia que la gente conoce, ésta tiende a ponerse a la defensiva en algunos temas.

    Pues que yo sepa este es el final del juego. Bien, he modificado algunas cosas para hacerlo más trepidante, pero no el fondo. Al final del juego Cloud mata a Sephiroth, ellos huyen en Vientofuerte y Meteorito es destruido por la Corriente Vital.

    En fin, gracias por todo.

    ¡Saludos!

  9. jhon said

    amigo me leí por completo toda tu historia….. y estoy muy impresionado, fue la primera historia que me iso reir y llorar.
    te felicito amigo eres exelente en crear historias basados en los videojuegos.

  10. David said

    Gran novela, espero la version final en PDF =), felcididades!!

Deja un comentario