Capítulo XXVII – Tres

9 noviembre 2007

El resto del grupo esperaba afuera. Todos meditaban acerca de las palabras del doctor. Cloud estaba vivo, sí, pero se encontraba en un estado infrahumano.

– Sinceramente… – empezó a hablar Barret con voz ronca – hubiera sido mejor para él morir ahogado.
– ¿Pero como puedes decir eso? – repuso Yuffie – Cloud es fuerte, saldrá de esta.
– ¿Ah, sí? ¿Puedo saber cómo?
– Es probable que Cloud pase así el resto de su existencia – terció Red -. Y Tifa la pasará a su lado. Quizá no tenga sentido seguir luchando… – dijo mirando el enorme meteorito del cielo – lo siento abuelo – esto último lo dijo casi en un suspiro.
– Menudos cagaos, ¿Os riláis por un pedrusco? ¿Qué pasa, que si no está el rubito para salvaros el culo no sabéis hacer nada? Dais pena – Cid tiró el cigarro al suelo y lo pisó con rabia.

El PHS sonó. Todos se miraron entre sí aunque nadie parecía llevarlo encima. Entonces, Barret recordó que se lo estaba guardando a Tifa. Lo sacó de la mochila con prisa y contestó.

– Aquí Barret, ¿Quién eres?
– Hola, Barret.
– Sith…
– Sí. Escucha, no dispongo de mucho tiempo así que seré breve. Shin Ra está acumulando Materia Enorme para construir un arma muy poderosa. Creo que pretenden destruir la barrera del Cráter del Norte. Debéis detenerles, es una locura. Escuchad, ya han saqueado el reactor de Nibelheim. Ahora van a por Corel y Fuerte Condor. Mañana por la mañana saldrá un tren del reactor del Monte Corel directo hacia el pueblo. Allí estarán esperando los Shin Ra para llevarse la Materia. Debéis impedirlo – colgó.
– ¿Cómo lo vamos a hacer? – no hubo respuesta – ¡Maldita sea!
– ¿Qué ocurre? – preguntó Vincent.
– Era Caith Sith. Dice que Shin Ra está preparando un arma para no sé qué pero que para ello necesitan no se qué Materia y que mañana por la mañana saldrá un tren en Corel o algo así.
– Oh, sí, ha quedado muy claro – dijo Yuffie mirando el suelo.
– Sea lo que sea lo que están tramando – intervino Cid -, esa gentuza necesita algo que irá en ese tren mañana por la mañana. No veo por qué no ir a echar un vistazo.
– Caith Sith nos traicionó una vez – recordó Vincent.
– Sí, pero recuerda lo que hizo por nosotros en Puerto Junon. Si no fuese por él estaríamos fritos en una silla eléctrica – Barret salió a la defensa de Sith.
– Es cierto, Sith no tendría por qué haberse jugado el pescuezo y sin embargo lo hizo. Por mi parte está perdonado – dijo el cuadrúpedo del grupo.
– Entonces, ¿A qué esperamos? Avisad a la morena de que ponemos rumbo a Corel. Yo iré encendiendo motores.

Barret entró en la habitación. Echó un vistazo a Cloud. Tenía la mirada perdida y el azul de sus ojos se había intensificado. Unos remolinos de makko recorrían sus iris.

– ¿Cómo está?
– Es evidente que mal, Barret – le contestó Tifa en un tono áspero.
– Oye, Tifa. Nosotros vamos a ir a… parar un tren. Supongo que…
– ¿A parar un tren?
– Sí, bueno. Es para que no construyan un arma enorme y revienten el agujero, ya sabes.
– ¿Arma enorme? ¿Agujero?
– Tifa, es evidente que estás afectada por el tema. No te enteras de nada… será mejor que te quedes aquí con Cloud.
– Sí, eso haré.
– Está bien. Bueno… pues… nos vemos.
– Adiós, Barret.

El hombretón salió de la enfermería y se secó la frente. Pusieron rumbo a Vientofuerte. De camino, cogió a Yuffie por el brazo. «Ni se te ocurra intentar nada raro con esa Materia, ¿Me has entendido?». La muchacha asintió. Cuando Cid se cercioró de que todos se encontraban a bordo elevó la aeronave.

– ¡Vamos a patear unos cuantos traseros de Shin Ra!

Una respuesta to “Capítulo XXVII – Tres”

  1. Kuraudo said

    … Dais pena – _Cid_ tiró el cigarro al suelo y lo pisó con rabia.

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