Capítulo XI – Cuatro

8 noviembre 2007

Cloud salió de la casa. No pudo saber qué hora era, pues seguía siendo oscuro. Caminó hacia el centro del pueblo pero no encontró a nadie. Miró hacia el ascensor, pero seguía estando bien custodiado. Para poder hacerse una idea de qué hora era, miró hacia el mar. En el horizonte vio algo de luz. Debía ser temprano. En la orilla había un grupo de gente con un animal. Eran ellos.

– Siento haber dormido tanto – se disculpó al llegar.
– Tranquilo – le dijo Aerith sonriendo.
– ¿Preparado para coger ese barco? – le dijo Barret.
– Me temo que el ascensor no está disponible.
– Eso no es problema – dijo Yuffie sacando pecho – Tengo un tetra-elemental. No me afectarán esos rayos.
– Y, ¿Cuál es el plan? – preguntó Cloud que se había dado cuenta de que habían pensado en algo mientras él dormía.
– Hemos comprado un PHS – le dijo Tifa – Así podremos hablar unos con otros a distancia.
– Yo subiré por la estructura – continuó Yuffie – Me colaré en las instalaciones e intentaré robar unos trajes de Shin Ra usando mi Materia de robo – le guiñó un ojo a Cloud.
– ¡Espero que encuentres una de mi talla! – dijo Barret preocupado.
– Tranqui, tío. Esa Materia es más que mágica.
– Yuffie llevará el PHS para informarnos si algo va mal – le dijo Tifa.
– Cuando vuelva, nos vestiremos de Shin Ra. Aprovecharemos el jaleo que habrá arriba con lo del presidente para colarnos con los demás en el barco.
– ¿El presidente? – Cloud empezaba a pensar que llevaba siglos dormido.
– Oh, es verdad. El presidente Rufus está aquí. Embarcará también. El ejército hará el típico desfile antes de embarcar – le explicó Aerith.
– Veo que habéis hecho los deberes – dijo Cloud sonriendo. Era la primera sonrisa que les ofrecía en algún tiempo. Empezaba a sentirse a gusto trabajando en aquel grupo.

Yuffie se encaramó por la estructura electrificada. Podían ver como los rayos eran absorvidos por su piel.

– Esta Yuffie es una caja de sorpresas – dijo Red que estaba echado en la arena.
– Sí. Un tetra-elemental es algo muy valioso. Sin duda los suyos la han equipado bien antes de su viaje.
– ¿Qué demonios es el tetra-cosa ése? – preguntó Barret.
– Es un pequeño accesorio que se coloca en la muñeca o en el tobillo. Te protege contra ataques de fuego, hielo, rayo y tierra. Por cierto, ¿Cómo llevas tu entrenamiento con la Materia que te compré?
– ¡Genial! – aulló Barret, estaba contento de que se lo preguntara – Mira – dijo sacándose una piedra del bolsillo y colocándola en el suelo. Se colocó delante y extendió los brazos hacia la piedra. La piedra se hizo añicos.
– Bien, bien. Has dado el paso más duro. Lo próximo que deberás hacer es… hacer que la piedra venga a ti. Colócala lejos y haz que venga.

Cloud se sentó junto a Red.

– Hiciste bien en reclutar a esa chiquilla. Nos ha sido muy útil – masculló Red en medio de un bostezo.

Cloud asintió.

– Cloud tiene un sexto sentido para todo – dijo Aerith – Bueno… para casi todo – dijo riéndose. Cloud no entendió muy bien esa risa.
– Y, si no vuelve, ¿Qué? – dijo Barret que ya estaba practicando – Yo no acabo de confiar en ella. Seguro que cuando nos durmamos todos nos quitará la Materia y se largará.
– A mí me cae bien – dijo Aerith.
– Debemos poner algo de confianza en ella. Es cierto que es una ladrona, pero la gente de la que desciende es noble. No romperá su palabra – Cloud sacó algo del bolsillo – Por cierto… Priscilla me regaló esto.

Todos miraban el regalo. Era un colgante hecho de madera con algunas insignias grabadas. Se podía leer «SHIVA». En medio había una bola semitransparente de color rojo.

– No será… – empezó a decir Red.
– Sí. Es Materia de invocación. Me pregunto qué haría una niña tan pequeña con algo así.
– Eso te demuestra que no es tan malo ayudar a la gente – Aerith aprovechó para darle una lección a Cloud.
– No espero regalos por parte de nadie.
– Sin embargo la Materia que te acaba de dar es la más valiosa que has tenido en mucho tiempo, ¿Verdad?
– Sí, es cierto.
– ¿Crees que podrás usarla? – le preguntó Red.
– Nunca lo he hecho, aunque sé cuales son los pasos para invocar a una criatura.

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