Capítulo VI – Dos

7 noviembre 2007

Tifa vio que algo se movía tras una columna.

– ¿Quién anda ahí?

Palmer salió corriendo pero entre Cloud y Barret pudieron retenerle.

– ¿Qué ha pasado? – preguntó violentamente Cloud.
– Pa… pa… pasado… pues, sí… ¿No lo ves?… él…
– ¡Habla bien, coño! – dijo Barret.
– Ha sido ÉL. ÉL está aquí. HA VUELTO.
– ¿Sephiroth? – Cloud tenía los ojos clavados en Palmer.
– Sí.
– ¿Has visto a Sephiroth? ¿Sephiroth ha estado aquí?
– Sí, maldita sea, también oí su voz. Nunca he pasado tanto miedo. Dijo que no nos dejaría la Tierra Prometida.

Cloud soltó a Palmer. «Sephiroth ha vuelto. Está vivo».

– Ese tal Sephiroth es de los buenos, ¿No? Quiero decir… lucha contra Shin Ra – preguntó Barret que se había perdido.
– Ni hablar. Conozco a Sephiroth. Su misión es distinta.
– ¿Qué quieres decir? – dijo Tifa.
– No lo sé. Hay muchas cosas que no entiendo en este momento.

Un helicóptero aterrizó en la gran terraza del despacho. De él salió un chico joven, pelirrojo y engominado. Iba vestido con un traje blanco y una americana blanca sobre un chaleco blanco que le llegaba hasta las pantorrillas.

– ¡Rufus! Me había olvidado de él – Barret se puso la mano en la frente.

Todos salieron y se plantaron delante del hijo del presidente.

– Y vosotros sois…
– Cloud, ex-SOLDADO de primera clase.
– Barret, el líder de Avalancha.
– Tifa, miembro de Avalancha.
– Aerith, una florista de los suburbios.
– Red XIII, un ejemplar de investigación.
– … menudo equipo – Rufus sonrió y se peinó – Yo soy Rufus, presidente de Shin Ra S.A.
– Sólo eres presidente porque tu padre ha muerto – dijo Barret.
– Qué importa – Rufus avanzó hacia ellos – Dejad que os deleite con mi discurso de investidura. Mi padre gobernaba este mundo con dinero. «Cree en Shin Ra y te protegerá». No le ha funcionado mal pero yo encuentro que es demasiado caro. Yo gobernaré el mundo con el miedo y el terror. No hace falta gastar tanto dinero en la gente para que te obedezcan: basta con que te teman.
– Eres horrible – le dijo Tifa con una mano en la boca.
– Marchaos. Yo iré más tarde cuando me haya encargado de él – dijo Cloud mirando a los ojos a Rufus. No estaba dispuesto a dejar con vida a ese hombre tan peligroso.

Todos asintieron y se marcharon por las escaleras. En el piso inmediatamente inferior, Tifa paró en seco.

– Yo me quedo a esperar a Cloud. Sacad a Aerith de aquí.

El resto bajaron a la siguiente planta. Cuando avanzaban hacia el ascensor vieron un robot que avanzaba hacia ellos. Avanzaba con dos ruedas de tanque y tenía dos cañones en los hombros. Era una máquina de asalto dispuesta a acabar con todos ellos.

– Creo que tenemos problemas – dijo Red.

Se metieron en el ascensor y bajaron a toda prisa. Por desgracia para ellos el ascensor paralelo estaba también en esa planta, así que el robot lo tomó también. Bajaban casi a la par. El robot disparó y rompió los cristales de los dos ascensores. Ahora eran dos plataformas a cientos de metros del suelo que bajaban al unísono. La situación era complicada.

Cloud empuñó su espada. Rufus sacó una escopeta con dos cañones enormes de debajo de su americana. No era una escopeta corriente, estaba cargada mágicamente con mako. Un tiro certero podría haber hecho que Cloud volara varias decenas de metros.

– ¿Es cierto que Sephiroth está vivo? – le preguntó Cloud.
– Eso parece. Es inmortal. ¿Sabías que Sephiroth es un Anciano? Quiere llegar a la Tierra Prometida. Por eso se interpone en mi camino.
– Ni tú ni todo el ejército de Shin Ra podéis derrotar a Sephiroth.
– Cómo subestimas mi poder.
– No pienso dejar que llegues a la Tierra Prometida. Ni a ti ni a Sephiroth.
– Supongo que eso nos convierte en enemigos.

Rufus apuntó a Cloud con su escopeta.

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