Capítulo V – Dos

7 noviembre 2007

Pensaron que el Mercado Muro era la mejor opción, pues estaba cerca del cuartel general y hacía frontera con el sector 7.
Por supuesto ningún tren que subiera a la placa funcionaba. Todos los trayectos rodeaban el pilar principal que pasaba por todos los sectores, incluido el sector 7.

El mercado estaba vacío. La gente había huido de allí después de la caída de la placa del sector 7. El olor a muerte era intenso. Restos de vehículos, de edificios; y de gente. Barret entró en la tienda de armas y cogió toda la munición que quiso.

Lo que Cloud pensaba era cierto. Un montón de hierros y cables colgaban desde la placa superior. Es imposible cercenar un sector limpiamente de la placa. Están unidas por bigas, cables y raíles de tren.

– Espero que tengáis fuerza suficiente en los brazos. Tendremos que trepar hasta la placa.
– ¿No hay otra manera de subir? – A Tifa no le hacía mucha gracia ese nuevo plan.
– Me temo que no. Las vías de tren están inutilizadas y cualquier otra forma normal de subir a la placa requerirá autentificación.
– Será mejor que empecemos cuanto antes – Barret empezó a trepar por los cables.
– Mejor que pases tú, Tifa. Yo iré detrás.

Subían por cables y bigas sin parar. Tifa empezaba a notar que sus brazos no aguantarían mucho más cuando apareció una vía de tren retorcida hacia abajo. La usaron a modo de escalera. Tifa aprovechó para sentarse un rato en ella.
Subieron por la escalera hasta encontrar un tren que se sostenía por puro milagro. El vagón del conductor estaba partido por la mitad. Dentro podían verse los cadáveres de las personas que viajaban delante.

– Debemos atravesar el tren por dentro – Dijo Cloud.

Así hicieron. Se metieron dentro del tren abriendo las puertas de los vagones a modo de trampilla. Era una sensación extraña, nunca habían viajado de esa forma en tren.
Las moscas empezaban a inundar el tren con su zumbido molesto. La sensación de trepar entre gente muerta no era muy agradable tampoco. Barret vio a un hombre que agonizaba. Tenía un tubo atravesado en el vientre.

– ¡Aquí hay un hombre que está vivo!
– Déjale morir, no tenemos tiempo – dijo Cloud. La cara del hombre agonizante denotaba sorpresa.
– Maldita sea… no tienes escrúpulos – Barret miró al hombre – Lo siento, no puedo hacer ni una maldita cosa.

Siguieron subiendo. Cloud tan siquiera miró al hombre cuando pasó por su lado. Realmente le daba igual la vida de aquel hombre.

Estaban cerca de la placa superior. Allí era más fácil trepar. Había muchos más tubos, muchos de ellos eran lo suficientemente grandes como para andar por encima de ellos, aunque no era recomendable hacerlo.

Tras un último esfuerzo llegaron a la placa. Los curiosos que miraban el inmenso agujero no podían creer que hubiera gente subiendo a pulso desde los suburbios.

– ¡Lo que nos faltaba! Ahora las ratas de los suburbios podrán subir sin identificarse a la placa – se quejaba un empleado de Shin Ra.

Sin hacer caso se dirigieron sin demora hacia el cuartel general. Cuando estaban a punto de llegar, Cloud les hizo esperar.

– Bien, tenemos que buscar una manera de deslizarnos dentro sin hacer ruido – dijo.
– ¡Qué demonios!¡Irrumpamos! Entremos por la puerta grande y matémoslos a todos – repuso Barret que estaba furioso.
– ¿Quieres que nos maten, Barret? Es el cuartel general de Shin Ra – le dijo Tifa enfadada con esa actitud tan inmadura y temeraria.
– Tifa tiene razón. Nos descubrirían enseguida – Cloud miró hacia el edificio – escuchad, detrás del edificio hay unas escaleras auxiliares. No las usa nadie, sólo son para casos de emergencia. No obstante estas escaleras sólo conducen a los pisos públicos, o sea, hasta la planta 59. A partir de la planta 60 son plantas especiales a las que sólo los altos cargos de Shin Ra tienen acceso. Propongo subir las 59 plantas por las escaleras auxiliares y una vez estemos en la planta 59… ya nos abriremos paso.
– Estoy de acuerdo, aunque no sé cómo nos podremos abrir paso.
– Debemos conseguir tarjetas llave. Los que tienen acceso a esas plantas, ya sea temporalmente o no, tienen tarjetas llave.
– Estás seguro de que Aerith está ahí arriba, ¿no? – Tifa estaba preocupada – No quisiera jugarme así la vida por nada.
– Estoy seguro. Arriba están los laboratorios de Shin Ra. Quieren a Aerith para investigar con ella.
– ¿Qué coño quieren investigar de Aerith? – dijo Barret que estaba impaciente.
– Es una larga historia. Sólo os puedo decir que Aerith es más de lo que parece. Shin Ra lo sabe.
– Bien, sea como sea salvó a mi hija y pienso traerla aquí.
– Vamos allá.

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