Capítulo V – Cuatro

7 noviembre 2007

Llegaron a la planta 65. Era una planta realmente extraña. En medio había una maqueta de Midgar enorme, a todo detalle. No había nadie. Sólo encontraron a una persona trajeada que observaba la maqueta. No se percató de que habían entrado. Le cogieron por sorpresa por el cuello.

– ¿Dónde está el laboratorio, cerdo? – Barret estaba dispuesto a matarle se lo dijera o no.
– No… no me matéis – el empleado de Shin Ra mojó sus pantalones – No sé donde está, sé que en la planta 67 Hojo guarda a sus aberraciones.
– ¿Tienes acceso a esa planta? – le dijo Cloud.
– Sí, claro que sí. Trabajo allí. Apunto todo lo que entra y sale allí.
– Tu tarjeta – Cloud iba al grano.

El empleado se la dio a Cloud sin pensarlo. Barret le partió el cuello y escondió el cadáver.

– Es hora de vernoslas con Hojo.
– ¿Quién es Hojo, Cloud? – preguntó Tifa.
– Hojo es… – Cloud notó pinchazo en la cabeza – él es el reponsable… – el pinchazo se volvió insoportable.

(Mi padre es… ¿Qué importa?)

– ¿Sí? – Tifa y Barret estaban expectantes.
– Ya hablaremos de eso más tarde. Debemos avanzar.

Shin Ra era una empresa con un sólo monopolio: el mundo. Cualquier negocio, cualquier oficio, cualquier producto, cualquier persona… todo estaba controlado por Shin Ra S.A.
El presidente de esta poderosa empresa era un hombre despiadado con ansias de poder. No le bastaba poder controlar a todo el mundo, quería más. Su hijo, Rufus, era, si cabe, peor que él. Rufus tenía una idea del poder algo más despiadada que su padre. Creía que la única forma de gobernar el mundo era mediante el miedo y el dolor. Fue entrenado por Los Turcos desde pequeño, lo que le convertía en un rival temible. Hasta su propio padre le temía. Los habitantes del mundo podían dar gracias de que el presidente de Shin Ra fuera el que era, y no Rufus.

Cinco eran los privilegiados que podían tratar con el presidente cara a cara. Sus nombres eran Palmer, Scarlata, Reeve, Heidegger y Hojo. Cada uno de ellos el director de un departamento.

Palmer era el director del departamento tecnológico. Su trabajo era asegurarse de que los diferentes proyectos tecnológicos de Shin Ra se desarrollaran según los deseos del presidente. Aunque eso no figuraba en su contrato, también se encargaba de requisar cualquier vehículo que pudiera ser beneficioso para la empresa.

Scarlata era la directora del departamento de desarrollo de armas. Su humor era bastante variable: variaba de mal a peor. Últimamente este departamente había sufrido un bajón de presupuesto, pues el presidente de Shin Ra ya no lo veía tan necesario. No obstante, el presidente confiaba plenamente en el criterio de Scarlata para muchas otras cuestiones, y la enviaba en su representación a multitud de actos.

Reeve era el director del departamento de desarrollo urbano. Cuidaba de las infraestructuras de Midgar y plasmaba las fantasías urbanísticas del presidente sobre papel, en maquetas y, más tarde, en la realidad. La estructura de toda la ciudad había sido idea suya. Era un genio aunque su excesiva piedad por la plebe le convertía en objeto de burlas entre sus compañeros.

Hojo era un científico con delirios de grandeza que estaba al cargo del departamento de investigación científica. Siempre a la sombra del brillante profesor Gast, su meta era superar cualquier otro proyecto empezado por éste. Su mayor ambición era completar el proyecto JENOVA.

Por último, Heidegger era un militar loco y fanático. Era el director de mantenimiento de la seguridad pública. Tenía bajo su mando a todo el ejército de Shin Ra, incluyendo a todos los miembros de SOLDADO. También estaban bajo sus órdenes Los Turcos, los guardias personales del presidente, aunque a veces esta jerarquía no estaba tan clara.

Los Turcos eran un cuerpo de élite entrenados bajo las condiciones más adversas durante años. Después de años de entrenamiento, uno sólo llegaba a ser uno de ellos si conseguía matar a uno de sus miembros.
Zeng era el jefe de Los Turcos. Entró siendo muy joven matando a todos los miebros de aquella época de un plumazo y nadie había logrado sustituirle desde entonces, lógicamente. Era uno de los guerreros más temibles de aquella época (por supuesto porque Sephiroth estaba muerto). Los otros miembros de aquel entonces se llamaban Leno, Ruda y Elena. Elena acababa de ingresar en Los Turcos recientemente.

– Dudo que podamos infiltrarnos mucho más sin hacer ruido. Preparaos para lo peor.

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