Prólogo – Seis
6 noviembre 2007
– ¡Barret! Dispárale a la cabeza, rápido.
Barret salió del trance en el que se encontraba al presenciar aquella lucha tan fieramente atípica. Obedeció de inmediato, tenía plena confianza en Cloud ahora.
Escorpión desvió su atención hacia Barret y subió la cola.
– Bien, ahora se dispone a disparar su láser. No te muevas ni dispares, yo me encargo, confía en mí – le dijo Cloud a Barret. Ahora el escorpión estaba concentrando el láser y era vulnerable. Avanzó hacia él para destrozarle.
– ¿Estás loco? ¡Me va a acribillar con su láser! Voy a acabar con él – y empezó a disparar.
– ¡¡¡Nooo!!! – Cloud apretó los dientes. “Maldito estúpido”, pensó.
Escorpión había acelerado el proceso y su disparo era inminente. Barret quedaría totalmente calcinado antes de que Cloud pudiera alcanzar su objetivo. En ese momento Cloud cambió de dirección y se plantó delante de la bestia con una mirada desafiante. Guardó su espada con un movimiento que tenía muy ensayado y estiró los brazos hacia delante.
Un ciclón parecía emerger de debajo de sus pies y un aura verdosa se desprendía radialmente.
Barret ya sabía lo que pasaba, sabía qué espectáculo estaba a punto de presenciar: Cloud se disponía a usar algún tipo de Materia.
La estancia se oscureció y un sonido eléctrico parecía oírse a la vez dentro y fuera. Un rayo cayó sobre Escorpión, que empezó a tambalearse y cayó de bruces al suelo.
– Ahora, Barret, ¡Vámonos de aquí!
El capitán dio órdenes a todos los miembros de que abandonaran el edificio. Él y Cloud corrían sin parar. Subieron en el ascensor.
– ¿Cuánto nos queda? – preguntó Cloud tranquilo, como si cada día escapara de un reactor a punto de volar por los aires.
– Menos de tres minutos – respondió Jesse nerviosa. No creía que fuera posible.
Atajaron camino por las escaleras de socorro siguiendo a Cloud. Las manos se resentían de subir por tantas escaleras verticales a aquella velocidad. Sacaron fuerzas de donde no quedaban por salvar sus vidas.
Llegaron a la planta principal, ya sólo les quedaban dos minutos. Una de las puertas que conducía fuera estaba cerrada.
Jesse se dio toda la prisa que pudo en volver a descifrar el código, aunque la sensación de muerte inminente no contribuía muy positivamente en su nivel de concentración.
– ¡Ya está! – la alegría de Jesse duró apenas un instante cuando volvió a la realidad. Les quedaba menos de un minuto.
Corrían y corrían y el final del pasillo parecía no llegar nunca. Cuando por fin llegaron afuera, Jesse tropezó y se le quedó la pierna atascada entre unos barrotes.
– ¡Marchaos! ¡Esto va a estallar!
Cloud se agachó y con paciencia sacó el pie de Jesse de ahí, le dio una palmadita en la espalda y echó a correr.
Corrían por las pasarelas que conducen a la entrada principal y al doblar la esquina hacia la estación de tren se oyó la gran explosión. Toda Midgar pareció temblar. La gente en las calles se estremeció y los edificios más próximos se resintieron y algunos, cayeron. Una gran explosión podía verse desde cualquier punto de la placa superior. El reactor había estallado, no extraería energía makko nunca más. Avalancha había vencido esta vez.
La chica florista cayó al suelo. Estaba aturdida. “¿Qué ha sido eso?”. Miró al cielo y vio como una columna de fuego y llamas salía del reactor nº1 de Shin Ra S.A. “¿Una explosión en el reactor?”. Nunca había visto nada igual. Por suerte sus flores seguían sanas y salvas. Para ella aquellas flores eran más importantes que todos los reactores juntos.
Me encanta el cambio tan natural de personaje