Capítulo I – Cuatro

6 noviembre 2007

-Cómo has crecido… – dijo la madre de Cloud – supongo que ahora debes estar rodeado de chicas – acompañó esta última frase de un guiño pícaro.
-En realidad no – Cloud nunca daba muchas explicaciones de nada
-Estás muy delgado, ¿Te alimentan bien en SOLDADO? – preguntó la madre haciendo su papel.
-Sí, mamá. Estoy muy bien en SOLDADO.
-¿Sabes? Deberías echarte una novia… que fuera mayor que tú, que cuidara de ti.
-No tengo tiempo para eso.
-Cloud……..¿Cloud?…….. …..¡Cloud!…..Eh, Cloud…………………………..por eso, Cloud……¿Me oyes, Cloud?

Cloud despertó de un respingo. Reconoció aquel lugar. Estaba en el sótano del Séptimo Cielo de Tifa. Por suerte hoy el sueño había durado menos de lo normal, le había despertado el alboroto que había arriba.

-Buenos días, ¿Ves como al final has dormido? – le dijo Jesse que seguía frente al ordenador. Le dedicó una sonrisa con ojeras.
-¿Qué haces tanto tiempo ahí?
-Oh… pongo a punto nuestras tarjetas de identidad falsas. Seguramente Shin Ra habrá fichado las que usamos ayer, de modo que será mejor hacer unas nuevas, y de mejor calidad.
-¿Tan importante es eso?
-¿Hablas en serio? Shin Ra puede saber el pasado de cada una de las personas que suben a la placa superior en sus trenes con solo echar un escáner a sus tarjetas de identidad. Hay varios controles a lo largo del recorrido del tren. Si detectan tarjetas falsas o reconocen quienes somos… estamos muertos.
-Ya veo. Será mejor que suba.

Cuando subió ahí estaban el resto de miembros de Avalancha dándose el atracón de rigor antes de una misión complicada.

-¡Mirad! Pero si ha despertado, vamos Cloud, únete al desayuno – Barret estaba inusualmente amable esa mañana.

Cloud se sentó en la mesa pero no comió nada. De repente vio que Barret hurgaba en una mochila y sacó algo que tapaba con las manos, lo manipulaba como si se tratara de un tesoro de incalculable valor. Lo puso sobre la mesa. Era materia. A simple vista Cloud reconoció que era de tipo combinable.
Ese tipo de materia es especial al resto por dos cosas: primero, por su color azuloso; segundo, porque no tenía valor por sí misma. Había que combinarla con otro tipo de materia. Era útil para potenciar el efecto en algunos casos.

-Mira lo que tengo, ¿Qué me dices de esto?- le dijo Barret a Cloud creyendo que acababa de sorprenderle.
-Es materia combinable, a juzgar por su aspecto diría que es lo que vulgarmente se denomina TODOS. No tiene valor por sí misma, y aunque lo tuviera está muy verde. ¿Acaso sabes usarla?
-¿Cómo que no tiene valor? Me han timado, voy a rebanarle el pescuezo a ese maldito cabrón de…
-No lo hagas – Cloud le interrumpió – es una buena materia, sólo que necesita de otra para poder sacar su potencial.
-Vaya… ¿Me enseñarás a usar materia?- en realidad este era el objetivo de Barret con la compra de esa TODOS.
-Sería inútil, se necesita mucha práctica y tener un mínimo conocimiento de con qué estás tratando.
-¿¡Crees que no soy lo suficientemente bueno!? – Barret estaba ofendido.
-No es eso. Quizá algún día aprendas – Cloud estiró el brazo – mientras tanto será mejor que la guarde yo, de verdad.
-¡La quieres para ti!
-… está bien, si me la dejas prometo enseñarte a usarla más adelante.

Barret estaba entusiasmado. Aprendería a usar materia, entonces sí que se convertiría en el líder absoluto de Avalancha. Le dio la TODOS a Cloud.
Cloud abrió un compartimento que había en la base de su espada, junto al mango. Ahí dentro pudieron ver dos esferas verdosas brillando y unos cuantos huecos más, presumiblemente para colocar más Materia. Metió la TODOS al lado de otra materia, en uno de los huecos. Empezó a brillar.

-Bien, ¿Cuándo nos vamos?

Una respuesta to “Capítulo I – Cuatro”

  1. Darek Defens said

    Eres meticuloso lo explicas todo!

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