Capítulo XII – Alta mar

8 noviembre 2007

– ¡¡¡Me estoy ahogando, maldita sea!!! – la tapa de la caja donde se escondían Barret y Tifa salió disparada por los aires.

Tifa se asomó y se aseguró de que la insensatez que acababa de hacer Barret no echara a perderlo todo. Por suerte, no había nadie allí. Estaban a oscuras. El olor a madera aglomerada era intenso.

– No hay nadie.

Uno a uno fueron saliendo de su escondite. Yuffie se fue hacia el fondo a saquear todas las cajas que le fuera posible. El resto se quedó discutiendo el futuro del viaje.

– ¿Dónde nos llevan? – preguntó Tifa.
– Me imagino algo, pero realmente no lo sé – contestó Cloud con voz queda.
– ¿Qué más da? Donde nos dejen ya nos buscaremos la vida – dijo Barret alzando la voz peligrosamente.

Una puerta se abrió arriba. Un rayo de luz iluminó unas escaleras que subían a cubierta. Un soldado de Shin Ra bajó paulatinamente con el arma en la mano. Todos corrieron a esconderse.

– ¿Quién anda ahí?

Barret salió con paso firme y se plantó delante del soldado.

– Ando yo, ¿Pasa algo? – dijo en tono vacilón.
– N.. no hay nada aquí que incumba a un marinero.
– El problema, imbécil, es que yo no soy un marinero. Soy el líder de Avalancha, el grupo rebelde que acabará con todos vosotros, ¡Escoria! – chilló Barret cogiendo del cuello al soldado con su enorme brazo y alzándolo un metro del suelo. Le apuntó directamente a la cabeza – Suelta ese arma si no quieres que te parta el cuello y luego te agujeree el cráneo.

El soldado dejó caer el arma y algo más húmedo que el arma le asomó en los pantalones. Barret era un hombre imponente con sus más de dos metros de altura y sus músculos.

– Ahora respóndeme, gusano. ¿Dónde está el presidente?
– No me mates, ¡por favor! – farfulló el soldado lloriqueando – Está con el capitán del barco, en la cabina. Está con Heidegger también.
– Gracias – Barret tiró al soldado contra una caja propinándole un golpe que le debió partir varios huesos -, pero ya no te necesito – dijo, y le disparó en la cabeza. La brutalidad y la falta de piedad de Barret con los Shin Ra tenía una razón de ser, además de todos sus ideales, pero esa es otra parte de la historia que no conviene adelantar.

– ¿Habéis oído? Está en la cabina, y con Heidegger. Vayamos y matémosles.
– El presidente no anda nunca sin protección. Debe haber varios miembros de SOLDADO rondando por todo el barco; sin mencionar a Los Turcos, que no estarán muy lejos de él.
– ¡Maldita sea! Eres especialista en aguarme la fiesta, ¿Lo sabías, ex-SOLDADO ?
– Sólo soy realista.
– ¡Genial! – exclamó Yuffie que venía con varias esferas de colores entre las manos – Sabía que debían transportar Materia.
– ¿Algo que valga la pena? – preguntó Cloud intentando disimular su entusiasmo.
– Ya lo creo… vamos a ver: Materia de sellado, sanadora, barrera; una potenciadora de poder mental y… – Yuffie los miró a todos para hacerse la interesante – ¡una de invocación!
– ¿En serio?
– ¡Es mía!
– Vale, vale… ¿Sabes usarla?
– Por supuesto.
– Muy bien. ¿Podrías dejarme la potenciadora? El resto son tuyas.
– Mmmm… está bien.

Se equiparon la nueva Materia en sus armas. Las bolas eran más grandes que las otras que tenían.

– ¿Por qué son tan grandes? – preguntó Barret.
– Están más desarrolladas – al ver la cara de Barret, Cloud decidió seguir con su explicación – La Materia evoluciona a medida que pasa tiempo unida a un ser vivo. Se hace más poderosa al conseguir mayor afinidad con él. La Materia va creciendo hasta dividirse en dos. Cuando esto pasa se dice que es «Materia maestra». Genera otra Materia del mismo tipo totalmente virgen y la original queda en un estado en el cual no puede crecer más. Es la máxima expresión del poder de ésta.
– Ya entiendo. Todo esto es complicado.
– Lamento interrumpir, muchachos – dijo Aerith – ¿Qué vamos a hacer?
– Creo que deberíamos escondernos hasta llegar a tierra.
– ¡Ni hablar! Yo no me quedo de brazos cruzados durante horas aquí abajo – le espetó Barret -. Yo voy a ver al presidente.
– Barret, no. Te matarán – dijo Tifa cogiéndole el brazo.
– No es muy sensato. Tú mismo.
– Grrr… está bien. Prometo no hacer ninguna tontería. Aprovecharé mi disfraz de marinero para intentar llegar cerca del presidente. Necesito saber adónde nos lleva este puto barco y qué piensan hacer una vez lleguen a su destino.
– Si estás decidido… ten cuidado.
– Ten mucho cuidado, Barret. Llévate el PHS por si necesitas ayuda. – le rogó Tifa.
– Sí. Bien, nos vemos – dijo Barret y subió a cubierta.

Todos lo miraron hasta que se perdió. Al cerrar la puerta volvieron a quedar en la penumbra, únicamente iluminados por la cola ardiente de Red.

– Es un tipo valiente – dijo Cloud.